Tacones Y Mazmorras - Anabel García

Buenos días,

¿qué ocurriría si, de repente, te vieras como dueña y señora de un castillo? Con sus escaleras magestuosas, camas con doseles y pasadizos secretos...

Tacones Y Mazmorras - Anabel García

Sinopsis

Tres amigas casi cuarentañeras que hace siglos que no salen porque se supone que tienen sus sensatas vidas encauzadas. Demasiado vino. Una noche de parranda de esas que dices «que voy, que vengo y por el camino yo me entretengo». Una subasta solidaria que una de ellas —la que se peina con la aspiradora y se envasa al vacío en lugar de vestirse— confunde con El precio justo. Una papeleta que en un arrebato de tontería meten a lo loco y… ¡¡¡Boom!!! Un castillo en su poder.¿Alguien se ha parado a pensar cómo diablos van a pagar, en menos de tres meses, una cajera de supermercado depresiva por su reciente divorcio, una teleoperadora —que, además, es madre soltera— y una localcoño en paro —que a veces respira— la ingente suma de dinero que cuesta el dichoso castillito? A la cárcel que van, ya verás.¿Y si a todo esto le añadimos que el abogado que lleva el caso es una mezcla de ensueño entre muñequito de tarta y espartano salvaje? ¡¡¡Stop!!! ¡Deja de soñar! Mucho cuidado con los sueños, que los carga el diablo, y este lo mismo da besos que patadas voladoras. En definitiva, que los protagonistas, en vez de enamorarse, se llevan como gato y ovillo. Todo muy romántico.Si sientes curiosidad por saber cómo terminarán las reinas del brilli brilli medieval, no te pierdas esta desternillante novela romántica contemporánea en la que encontrarás desde pasadizos secretos, pasando por mucho fantasma, hasta tacones y mazmorras.

Opinión

 Gema y sus amigas Vero y Raquel van a que les de el fresco a una subasta solidaria. Allí, los efluvios del alcohol hacen qué Vero se piense que lo que es, no es y al revés así que terminan siendo dueñas de un castillo por el que tienen que pagar unos cinco millones de euros. Ahí es nada...

 Porque a ninguna se le ha ocurrido que las pujas en las subastas son vinculantes y el no cumplimiento del contrato conlleva pena de cárcel y, aunque no haga falta decirlo, la situación de las tres es lo mejor que hay para hacer frente a la deuda: señora en paro, señora cajera de supermercado y señora teleoperadora que entre las tres no juntan ni tres pelusas de esas que salen en los bolsillos.

 Con este panorama deciden ir a vivir al castillo, a ver qué se puede hacer para saldar esa descomunal deuda cuyo importe sobrepasa lo conocido. Pero el sobrepasado acaba de comenzar para ellas en cuanto ponen un pie en esa propiedad que parece sacada de la edad media, con pueblo y servicio a juego y un montón de otros personajes salidos de la nada que están dispuestos a no dejarlas en paz.

 No sabría por donde empezar a opinar de este libro tan irreverente, histriónico y desastroso. Las protagonistas van de una situación mala a otra peor pero no puedes dejar de reir a pesar de sus desgracias. Porque hay desgracias y desastres para todos los gustos, sobre todo si conllevan un desnudo con un triste tanga o un pijama lleno de bolitas y el pelo hecho un desastre.

 Gema, Vero y Rachel nos dejan una lección de como seguir adelante a pesar de todo y todos. Si se mira friamente, la situación que tienen encima es digna de lástima: han pujado por un castillo, no tienen dinero para saldar la deuda contraída y van a terminar con sus huesos en la cárcel si no pagan. Y no van a poder pagar a no ser que aprendan magia y hagan aparecer los billetes del aire.

 

 En medio de todo esto, se mantienen juntas, piensan qué hacer y no se dejan caer a pesar de las tortas que les llueven por todas partes. Créeme, les dan palos hasta en el cielo de la boca porque todos a su alrededor se empeñan en ponerles la zancadilla y en no ayudar en lo más mínimo: 

• El servicio de la casa: se creen dueños y señores del castillo al llevar viviendo en él durante generaciones y no toleran la llegada de unas mujeres desconocidas que están dispuestas a ponerlo todo patas arriba.
• El alcalde del pueblo: muy cómodo en su papel de no hacer nada salvo pasar el tiempo en el bar, se siente profundamente ofendido cuando las nuevas inquilinas le piden algo tan osado y laborioso como empadronarse. ¿Cómo se atreven?
• Casa de subastas, bancos, tasadores, etc...: quieren cobrar su parte y no las dejarán vivir hasta que lo hagan. Hay mucho dinero en juego.
  

  No estarán solas en todo este jaleo; estarán acompañadas por Diana, la hija tenebrosa de Raquel que parece sacada de una película gótica de terror, Elvira, Benito y Brutus, los tres miembros del servicio de la casa que tienen cara de que estaban allí cuando se inauguró el castillo y Unai, el abogado que ha estado llevando los asuntos del castillo durante los últimos años.

 Reconozco que al principio Vero me ha sacado de mís casillas, mucho más que Raquel. Parecía que el problema no iba con las dos pero, si bien Raquel pecaba de ser un poco pánfila, Vero es que directamente pasaba de todo y todos y solo se dedicaba a tirarse a todo lo que se le ponía por delante. En más de una ocasión creía que Gema cogía los bártulos y se iba del castillo con nocturnidad y alevosía o las tiraba a las dos de las más alta torre con la misma nocturnidad y alevosía.

 Pero dales una oportunidad y verás como, antes o después, sus defectos se convierten en virtudes a favor de la causa que no es otra que saldar la deuda. Al fin y al cabo, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas y cerebros capaces de idear tales medidas.

 Y las risas son un no parar; el libro es muy divertido y entretenido, estás pegada a sus páginas sólo por saber qué nueva ocurrencia tiene cualquiera de las amigas, en qué lío se meten y cómo salen de él, si es que pueden. Malos entendidos, equívocos, no pensar las cosas, mentiras piadosas, mentiras descaradas o una fogosidad irreflenable son los principales elementos de los jaleos en que las amigas se ven metidas. También hay ocasiones un poco más tristes, en las que alguna herida se reabre, un daño pasado vuelve a doler y los rencores hacen acto de presencia, pero ya sabes que nuestras tres mosqueteras son inasequibles al desaliento.

 En resumen, un libro para reir en el que nadie es lo que parece y nuestras protagonistas sufren una catastrófica desdicha tras otra de las que intentan salir lo mejor que pueden. El humor y las situaciones disparatadas se combinan con algunos momentos de drama y tensión y las escenas subidas de todo. En definitiva, un libro al que no le falta un detalle.

 ¿Recomendado? Si, sin duda. Compra el libro AQUÍ.

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  "Hay dos maneras de desprender luz: ser la vela o el espejo que la refleja." - Edith Wharton.